Madrugada
Noche de inmensos contrastes
La Madrugada pone de manifiesto la pluralidad de la Semana Santa sevillana. Tres cofradías de cola y silencio y tres cofradías de capa y alegría.

En la Madrugada recorren la ciudad sus mayores devociones. La Macarena, el Gran Poder, la Esperanza de Triana… La que es Madre y Maestra, el Silencio, es la primera hermandad de la nómina. Sus nazarenos parecen sacados de otro tiempo, no en vano, esta hermandad conserva las formas y las costumbres del mejor pasado.
La Esperanza Macarena

/Ruesga Bono
Luego, el Gran Poder, el Señor de Sevilla. Legiones de personas se agolpan a lo largo de todo el recorrido de la cofradía que viene desde el viejo y señorial barrio de San Lorenzo. Rezos al “que todo lo puede”.Y después… la Macarena. La Virgen de Sevilla, cuya devoción es universal. La cofradía con más hermanos y más nazarenos. El Señor de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza comienzan su recorrido jubiloso por la ciudad a media noche. Cualquier sitio es bueno para contemplarla y ver el sentimiento de todas las personas que la siguen. El regreso a su barrio, desde el convento de las Hermanas de la Cruz, es especialmente bello y emotivo. Y el Calvario. Cofradía señorial de la Magdalena. Austeridad en sus formas y clasicismo en sus pasos.

Triana... decir Triana es decir Esperanza. La populosidad de una hermandad que aún conserva esa relación íntima con sus vecinos que han perdido en otros lugares. El andar alegre y valiente del Cristo de las Tres Caídas es un reclamo para muchas personas y la belleza y personalidad de la Virgen Marinera conmueve los corazones de los que la contemplan en todo su recorrido. Cierra la noche la cofradía de los Gitanos. El Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias que vienen desde el antiguo convento del Valle al son de las bulerías y las soleares.
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